Autor(a) del Mes

Pedro Lemebel
“Nuestros muertos están cada día más vivos, cada día más jóvenes, cada día más frescos, como si rejuvenecieran siempre en un eco subterráneo que los canta, en una canción de amor que los renace, en un temblor de abrazos y sudor de manos, donde no se seca la humedad porfiada de su recuerdo”.
—P.L. en “De perlas y cicatrices”, 1998.
Pedro Mardones Lemebel hizo su entrada en la escena literaria chilena con una fuerza inédita y características únicas en su tiempo: un estilo directo y desgarrado –que no excluía la ternura de sus complejos personajes; un discurso comprometido con la lucha por los derechos LGBTI+ y la oposición a la dictadura; y una propuesta estética que cruzó a la literatura con otras artes, creando colectividad y, a largo plazo, cambios en la cultura.
Así explicó Pedro Mardones Lemebel la adopción de su apellido materno en el nombre con el que sería conocido: “El Lemebel es un gesto de alianza con lo femenino, inscribir un apellido materno, reconocer a mi madre huacha desde la ilegalidad homosexual y travesti”.
Tras participar en varios talleres de escritura, donde empezó a construir lazos con algunas de las más influyentes intelectuales feministas de los ’80 y ’90, Lemebel publicó por primera vez su cuento Porque el tiempo está cerca, en 1983, que narraba la vida de un joven homosexual de clase acomodada, abandonado por su madre y rechazado por su padre, que comienza a prostituirse en sórdidos antros del centro de Santiago.
Con esta entrada, el autor enviaba el claro mensaje de que su propuesta no sería complaciente al statu quo. En 1986, otra propuesta más visual complementaría su postura política-ética, cuando llegó a una masiva reunión política de izquierda en la Estación Mapocho vestido con tacos altos y la cara pintada con la hoz y el martillo, y leyó Hablo por mi diferencia, un manifiesto que nuevamente rompió los cánones, llevando su discurso subversivo de la esfera estética a la política.
A partir de ese momento, comienza el camino de consagración de Lemebel como un artista/activista completo, que dejaría huellas perdurables, se convertiría en influencia para otrxs y sería estudiado y homenajeado en diversos espacios.
Las Yeguas del Apocalipsis es uno de sus proyectos más recordados y emblemáticos; una asociación performática que formó principalmente con el poeta y artista Francisco Casas. Las Yeguas realizaron una veintena de intervenciones públicas, entre acciones de arte altamente simbólicas y otras de carácter más directo y político. En sus performances, siempre estuvo presente el llamado de atención sobre la discriminación a los homosexuales y las “locas”, la defensa de los vulnerables –incluidas las mujeres–, la denuncia de la persecución política y el cuestionamiento, en tono de sátira, a los símbolos que la dictadura enarbolaba.
Sus libros también llamaron la atención, convirtiéndose rápidamente en uno de los más importantes autores chilenos, y con influencia en Latinoamérica. Entre sus obras más destacadas están sus libros de crónicas La esquina es mi corazón: crónica urbana (1995), Loco afán: crónicas de sidario (1996), De perlas y cicatrices (1998), Zanjón de la Aguada (2003), Adiós mariquita linda (2004), Serenata cafiola (2008), Háblame de amores (2012), Poco hombre – Antología (2013), Mi amiga Gladys (2016), Obra escogida, edición póstuma de Carmen Berenguer (Editorial Universidad de Talca, 2019), y su novela Tengo miedo, torero (2001).
En 2013, la Universidad de Talca entregó a Lemebel el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, y en 2013, el escritor recibió el Premio Nacional de Literatura.
El 23 de enero, el autor murió a causa de un cáncer de laringe que padecía desde 2011.
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